Nunca decimos lo que queremos decir

¿Por qué nunca decimos lo que realmente queremos decir?

¿Por qué cuando tenemos frente a nosotros a esa persona que nos mueve las entrañas comenzamos a dar rodeos evitando expresar justo aquello que sentimos?

A veces pensamos que no es el momento aún, o nos invade el miedo de que la otra persona no esté preparada para escuchar nuestros sentimientos y se asuste.

Otras, es por miedo a nuestro propio miedo, a mostrarnos vulnerables, a sentirnos rechazados.

Pero en muchas ocasiones es porque creemos que no somos merecedores de estar sintiendo eso tan bonito que sentimos y nos da miedo expresarlo en voz alta por temor a que se derrumbe sin tan siquiera haberlo intentado.

A veces incluso creemos que lo que deseamos es inalcanzable, como por ejemplo, un tipo de relación. Y en lugar de enfocarnos en crear eso, nos distraemos poniendo el foco en otras cosas como forma de saboteo, conformándonos con migajas.

Te planteo un reto.

Describe las cualidades de esa persona que quieres atraer a tu vida, si aún no ha aparecido.

Luego observa que dichas cualidades están en tí, son tuyas, pero has olvidado ponerlas en práctica. Te has vuelto a distraer y te has dejado a ti mismo/a a un lado.

Vuelve a SER TÚ y esa persona, por resonancia, aparecerá.

Pruébalo...no tienes nada que perder y sí mucho que ganar.

Ya me cuentas.